Numidia – «S/T» (2019)
Psychedelic / Progressive Rock
Presten atención a lo siguiente que os vamos a mostrar y seguid nuestras instrucciones. Lo primero de todo, id a la parte de abajo y pulsar el play a este nuevo álbum de Numidia, conviene incluso que pasen las canciones hasta su tramo final, básicamente por la firme idea de acongojarnos en su mágico ambiente. Una vez hecho esto, empiecen, si quieren, a leer nuestra reseña.
Estoy totalmente convencido que una banda como esta debutante australiana estará en boca de muchos en los últimos momentos de este 2019. Espectacular debut que ha dejado atónito a un servidor ante tanta belleza instrumental, pocas veces inigualable desde este punto tan alto, dónde casi puedes tocar con los dedos las estrellas.
A través de delicados compases, de finas texturas, emanando tras de sí una exquisitez que por muchos momentos recuerda a la hegemonía de Mark Knopfler y sus Dire Straits, arrancan de esta manera tan sublime un proyecto originado en la australiana Sydney.
El quinteto en el que destacan hasta la aportación de tres guitarristas, marca 6 trazas como sólido nacimiento dentro de un mundo imaginario dónde sus horizontes se posicionan entre la psicodelia espacial y el progresivo más atractivo.
Estos son jodidas palabras mayores, lo suficiente para ser nuestro DISCO DE LA SEMANA, o incluso que los siempre acertados miembros que componen las listas mensuales de las Doomcharts, los tengan en su seno como otro de los destacados en lo que llevamos de año.
El homónimo arranque de los australianos, deja y dejará momentos para el recuerdo del presente curso. Ellos mismos definen su firma en influencias del medio este, blues norte –africano y elementos folk de la estirpe setentera. Todo bien rociado con los complejos estilos antes mencionados y porque no decirlo, el pan de cada día en esta nuestra querida habitación número 235.
Instantes emocionales, en muchos momentos incluso pueda sentirse transportado hacía el universo de los Floyd. Este es el caso que nos trae en ese crecimiento que registra “Azawad”. La memoria rápidamente se inclina hacía las primeras gestas de los británicos, basando sus funciones en diversos cambios de ritmo, añadiendo capas que meten un grosor de lleno a sus composiciones de una manera eficaz. Todo flota en el cosmos de una manera gradual y en cierta manera, esta segunda pista sí que nos lleva a esos medios ritmos del norte africano. La irregularidad en algunos riffs nos proporciona un caos bello en su instinto progresivo para la canción que lleva el nombre del disco. Un complejo laberinto del que querrás perderte en su interior. “A Millions Martyrs” se caracteriza por los mismos Hammond que suenan en la inicial “Türkü”, ambas pistas dan como resultado una mezcla prominente, siendo en su marca la más larga y más corta del disco, pero Numidia no entiende de tiempos, ni duraciones, cuando la creatividad de un músico salta a escena, el alma, el verdadero corazón de estos 5 talentosos, se desnuda para brillar por toda nuestra atmosfera.
La parte final de “Numidia”, quizás sea la más enigmática, aquí es dónde los australianos se gana el pan con el sudor de su frente, con un blues mayúsculo, con mucho temperamento, puede llevarte nuevamente a los Floyd, incluso a Black Sabbath con su particular “Planet Caravan” pero que ellos llaman “Te Waka”. Al diablo, esto es realmente bueno, puedes sentir como se eriza tu piel y rápidamente entrar en contacto con el fino tacto de estos tipos y unas composiciones realmente alucinógenas. Destacamos como última en mencionar la inigualable magia que desprende “Red Hymn” una especie de “Maggot Brain” en pleno siglo XXI, inspirado en el blues de la época, propagado por un táctico crecimiento de rítmica simple pero con la total entrega para el alarde y posterior show de los solos de guitarra. Esto es como juntar a David Gilmour y Eddie Hazel en una misma sala de grabación, y disfrutar como sus corazones llevan ese amor a los dedos que bailan a lo largo y ancho del mástil. Puro pata negra.
Numidia se bautiza a lo grande, un disco que viaja por los pesos pesados del rock psicodélico de los 70, tan audaz como agresivo, tan cálido en su tramo final como progresivo en sus inicios. Ante nuestros ojos tenemos un mayúsculo trabajo para los oídos más finos, para el verdadero melómano que lleva en su ADN el perfecto ritual de colocarte este vinilo en su plato y disfrutarlo a solas con una buena copa de compañía, disfrutando de sus muchos matices, rindiéndonos ante su espectáculo. Puro talento exteriorizado para una banda a tener muy en cuenta a partir de ahora. Este disco es único.
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