Red Scalp – «Lost Ghosts» (2017)
Stoner / Doom Metal
Si la escena underground está llenándose de buenas bandas en la actualidad, el caso de Polonia es un tema peculiar. Prolífico país en el nacimiento de bandas que gustan de los sonidos pesados. Desde el doom practicado por bandas como Belzebong, Major Kong, Dopelord, etc… hasta bandas con una tendencia más desértica como Sautrus, Palm Desert y otras cercanas al blues más pesado como el caso de Two Timer. Sin olvidarnos de formaciones más experimentales como Ampacity, Tempest Moon, Böse (curioso caso el de esta prolífico grupo que nos ofrece nuevos temas cada dos meses desde hace varios años) y un largo etcétera que nos haría que esta reseña fuera interminable.
Dentro de este panorama, emergen Red Scalp con un espíritu espacial inspirado en los nativos americanos. Cuarteto nacido en 2012 en Pleszew (Polonia), compuesto por Dembas (Goldfinger) (guitarra), Jed (Scaramanga) (guitarra y vocal), Jankes (Hugo Drax) (bajo), Bati (Dr. No) (batería) y WeedJan (Q) (saxo, percusión y coros).
Proyecto que bebe de los sonidos setenteros que inspiraron los Sabbath, pintando de espiritualidad chamática esos ecos. Con una gama de colores calidad, que se transmuta en grises inspiradores ancestrales de los indios que cabalgaban por las estepas.
Grabado en Monochrom Studio por Satanic Audio y Daydreem Audio y con portada de Jan Wawrzyniak, tenemos un álbum para degustar bajo un ambiente humeante, para traspasar al otro lado, dejando que tu mente se invada de la espiritualidad que contienen sus surcos, dejándote zarandear por los giros sonoros que nos ofrecen los chicos del cuero cabelludo rojizo.
Si ya sus dos primeros trabajados estaban presididos por esos indios, bien en formato de retrato, bien en formato ecuestre. A lomos de ese caballo salvaje, en esta ocasión, atraviesan la barrera de la espiritualidad en busca de los fantasmas perdidos de esos jinetes de la pradera.
Tanto en su EP de presentación, como en su disco “Rituals”, publicado en febrero del pasado 2016, hacen el oportuno homenaje con cantos espirituales de esos nativos. Invocando a esas divinidades que les protegen. En esta ocasión, ese espacio está reservado en el tema que cierra el disco “With The Wind”. Una emotiva pieza de ocho minutos y medio en la que transitan por pesados sonidos, cual manada de caballos salvajes desbocados por la pradera, contrarrestados por unas voces corales y unos potentes riffs, que se tornan bucólicos, con un sugerente saxo que se intercala en la parte final de la composición. Toda una mantra.
El álbum se abre con logrados riffs hipnóticos, lisérgicos, repetitivos. Consigue hacer adepto al oyente para abrirle la puerta de un universo desconocido, incrementando la contundencia del sonido. Potentes tambores de guerra, acompañan esa iniciación hacia lo desconocido que representa “Portal”, un trayecto a mundos misteriosos, reservados para las más combativas divinidades. Transitando por parajes más relajados, custodiados por una fuerte base rítmica. Con un bajo que martillea incesantemente el viaje, “Faces”, incide en el camino que desde el doom recorren los polacos para instalarse mucho más cerca de la psicodelia, sin prescindir de la pesadez. El registro vocal alcanza su cenit en este tema, recordándonos inevitablemente a Arvid Jonsson, vocalista de los suecos Greenleaf. Este registro queda mucho más patente en el tema más complejo de todo el disco, “Lost Ghost”, una oda a lo largo de casi diez minutos, dónde los colores sonoros, van cambiando. Destacar la calidez vocal de Jed, con unos perfectos arreglos vocales con los que consigue los mejores registros de toda su discografía. Si en algún momento se había cuestionado en ciertos ámbitos esa capacidad vocal, en el tema homónimo del disco, quedan resueltas las dudas. Erigiéndose en un sello de identidad que les diferencia de otras bandas de su país. Una composición que bajos lentos ritmos de batería y pesado bajo; con interesantes solos de guitarra, y una ornamenta a base de saxo, logran un resultado lleno de frescura. Amplían la gama de colores desde la citada calidez vocal, a la más absoluta frialdad cromática. Frenéticos ritmos stoner rompen la calma, con ese saxo que se clava en los tímpanos del oyente, la cabalgada sonora se hace portentosa. Una composición, que por sí misma, bastaría para el disco completo mereciera la pena.
Tambores invocadores abren “Mantra Bufala”, con unos secundarios efectos espaciales, y una guitarra distorsionada, difusa. Cantos chamánicos, aderezados de ese peyote que hace que el hechicero logre pasar el umbral camino hacia lo desconocido. Contundentes riffs, espaciales, sobre distorsiones infinitas, hipnóticas. Hasta que el valle se atisba en el horizonte, como algo cierto, cantos tribales reciben al brujo que ha conseguido su objetivo de pasar al más allá, al lugar donde descansan los espíritus, reuniéndose con ellos.
A base de pesados ritmos doom, o de sugerentes solos de guitarra, arropados por esa calidez vocal que, como antes señalé, ha crecido, definen como resultado final un álbum compacto, que consigue un punto de equilibrio entre el espectro más pesado de su estilo, con la parte más amable del mismo. Una moderación con resultado brillante, donde se hace partícipe al oyente. No permitiendo a esté, como un mero espectador sin implicarse en la composición musical. Manteniendo esa tensión de que algo va a ocurrir. Y desde luego ocurre, a fuerza de pesados riffs, esa calma tensa se rompe incesantemente. Un álbum en el que los difuntos se reencuentran con los vivos. Toda una grata sorpresa, que nos hace estar atentos con esa oleada de hordas polacas que irrumpen sin complejos y con descaro, en la escena stoner europea.
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