Rosetta – «Utopioid» (2017)
Casi que con un mes de retraso a su lanzamiento oficial, “Utopioid”, el sexto y nuevo trabajo de los atmosféricos Rosetta, perpetra en las entrañas de “La Habitación 235” para contaminarnos de su atmosféricas nubes, y posterior de un predecesor “Quintessential Ephemera”, que se nos pasó por alto en el 2015.
Decimos esto porque en el 2013 si asistimos al destripe de su potente “The Anaesthete” (reseña aquí), lanzado durante el verano de aquel curso, con una joven habitación prácticamente desconocida para muchos.
Anécdotas a un lado, los músicos de Philadelphia regresan en este 2017 con la sexta oferta de su notable discografía. Tal y como era de esperar, los elogios hacía la nueva criatura de Rosetta, no han tardado en salir y es que “Utopioid”, tiene la rareza, vamos a nombrarlo así, o tal vez el mérito, de llevar ese eco de un género que triunfó hace más de una década, o prácticamente de dos, teniendo su eco en los días del presente. Esto es exactamente “Utopioid”, un álbum que nos lleva a las fronteras originales del post metal y nos cuenta lo que ha sucedido en toda su historia.
Rosetta tiene esa particularidad, llevando esa singular cualidad, que para la ocasión funciona de una manera mucho más equilibrada y ante un nuevo trabajo, dónde sus composiciones son tan logradas como trabajadas. Y es que cuando tienes ante ti una banda con una serie de discos que resultan vitales para el género, las expectativas con la llegada de nuevos retoños, suben deliberadamente. De esto el quinteto está al día y lo recompensa con capas del tradicional estilo de la mano de “Hypnagogic”, “54543” o su claustro final con “Intramortem”, algo más suaves sí, pero llevando ese equilibrio climático, totalmente necesario para su complementación final. Por eso, otras como “Qohelet” o “Neophyte Visionary”, aturden al oyente con una mayor pegada de vibrante distorsión, en lo que yo defino como auténticos viajes emocionales.
Tal y como suele pasar en las bandas de esta índole, la instrumentación es una parte muy importante, los músicos deben saber llevar esa mesura entre la intensidad de sus riffs y las atmosfera que recrean sus ambientaciones. Esta es la fórmula ganadora implantada por cerebros de su especie como hicieran Isis en su tiempo, o en los días del presente Cult Of Luna, Year Of No Light o los titanes Neurosis. Esta armonía se puede ver desde los tenues inicios de la abridora “Amnio”, hasta esa legión de riffs que sirven como uno de los grandes momentos de “Utopioid” en “King Ivory Tower”, destacando en la misma, la potencia de la banda y la buena entrega vocal de Mike Armine.
Independientemente de las exploraciones que lleven a cabo estos alquimistas o los nuevos fichajes que se adentren en su seno durante su existencia, está claro que Rosetta ha sido bendecido con un don y su último “Utopioid” es como echarle más veneno para una discografía, como cuál droga, crea adicción. Estupenda vuelta al ruedo con este sexto disco dejando como resultado una agradable sensación con cada una de las escuchas, llena de grandes ambientaciones como para seguir enriqueciendo las vitrinas del género atmosférico.
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