Udol – «157 Lliures i 17 Salaris» (2017)
Después de su homónimo EP de hace tres años, el experimental dúo de Caldas De Montbuy, Udol, se presenta en pleno desvanecimiento de 2017 en “La Habitación 235” presentando el último de sus trabajos “153 Lliures i 17 Salaris”.
Dentro de esas fronteras catalanas, Udol se erige como una de las potencias más fuertes del sonido pesado. Sus únicos dos componentes, parezcan hacer el trabajo de 6, y está claro que este “153 Lliures i 17 Salaris” debería asentar más su estatus y empezar a tocar en las puertas exteriores.
Con esa marca doom más tradicional, empapados por momentos de psicodelia y una oscuridad plasmada en las letras de akelarres y ejecuciones de brujas, se abre paso a través de esa tétrica arboleda que representa en su artwork, obra de Marta Maldonado por cierto, con cuatro estimulantes piezas, resumidas en un mayor tiempo que su anterior disco, mejor producción, mucho más gruesos en su sonido, más ambiciosos en sus ideas y más ejecutores en sus acciones.
Tanto Adrià (batería y voz) como Roque (guitarras), no han estado solos en este batalla, la contribución de Jordi Vaquero (Bóveda Del Sol) y la fantástica producción de Enric Verdaguer, dejen posiblemente los casi 30 minutos nacionales, más temibles de este mes de Diciembre.
Todo se guía a través de las voces limpias de Adrià, secundado fuertemente por los riffs de guitarras, que son muchos los que contar, y esa progresión que va llevando a cabo en todo el álbum, casi como un laberinto dónde perderte en su interior, lleno de recónditos recovecos por dónde estos Udol, como el trote de un batallón, ejercen su fuerza bruta.
De influencias también andan sobrados, si “Judici” nos mete en la atmosfera de Neurosis es con “Execució” dónde asistimos a su marcha victoriana con los Udol más bárbaros, descargando una carnicería de riff machacones. “Invocació” reina en este disco como la soberana del trono, magnífico ejercicio de Udol en sus casi 10 minutos de progresión atmosférica, correspondidos aquí como la mejor carta de presentación para ver el pasado, presente y futuro de la banda. El dúo musical revienta el saco con la primera de las oleadas, ofreciendo un grandioso espectáculo, promovido por las banderas del sludge/doom, con ansias de poder.
“153 Lliures i 17 Salaris” es dantesco en su artillería, un pensamiento que va desde su meditación, con las diferentes reflexiones que esto conlleva, adentrándonos en esa maraña de árboles y el frío invernal, con ese viento atmosférico que nos congela la espalda, pasando hasta su madurez, con unos Udol creciendo más y más, y la llegada de su ejecución final, dónde se libera la madre de todas las batallas hasta la conquista final.
El punto negativo quizás se le pueda dar a su corto espacio, al igual que hicieran en 2014, Udol vuelve a sorprender, pero también te sigo dejando con la miel en los labios, siendo conscientes de que esta banda, con las experimentaciones que da, y sus muchas cavilaciones, pide a gritos un larga duración para profundizar más en sus composiciones. Aun así, por muy pequeña que sea esta letra, los catalanes vuelven a llenarnos de esperanza con su nueva catarsis llena de recursos.
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Coincido con el comentario anterior, en directo suenan sutiles y aplastantes a la vez. Maravillosos!
Vistos en directo mejoran, aunque ellos digan «hemos tenido este problema o el otro». A mi me encantaron!