Witchcraft – «Nucleus» (2016)
Psychedelic / Doom / Hard Rock
Muchas cosas han pasado en los 15 años de Witchcraft, desde sus inicios a principio del 2000, su carrera y discografía se palpitaba como una de las más importantes de la última década, inclusive siendo parte de una naciente movida que hoy tiene millones de adeptos, seminales en ese sonido en donde se entrelaza la psicodelia ocultista, el peso sabbáthico y las melodías crudas y adictivas de Pentagram, agregando una pequeña dosis folk que en la suma, le entrega una clarísima identidad.
Todo ese talento hizo que en su génesis el bueno de Lee Dorrian, ni corto ni perezoso, los asegurara para Rise Above Records, registrando una trilogía perfecta. Muchas bandas pueden sacar 3 discos en menos de 4 años, pero lo que hizo Witchcraft rozó la perfección, un soberbio debut de 2002, primitivo y sabbáthico, grabado con full equipamiento vintage y con un single como “No Angel or Demon” que hoy sigue oliendo a clásico del estilo. Inconmensurable “Firewood” que en 2005 los posicionaba como punta de lanza y pocos le hacían sombra, “Chylde of Fire”, “Sorrow Evoker” o el cover de Pentagram, “When the Screams Come”, todavía suenan frescas y únicas, manteniendo ese sonido vintage. Dos años y todavía disfrutando los 2 primeros discos y nos cae, opinión personal, mejor obra, el impresionante “The Alchemist” de 2007, un disco insuperable en muchos aspectos, el pináculo creativo de Magnus Pelander, cortes complejos y de alto nivel compositivo, “Walk Between the Lines” o la conceptual “The Alchemist” que cierra el disco terminan siendo hoy de sus mejores temas, logrados de forma prolija y sofisticada.
Bueno, todo bien hasta ahí, poco antes de pasar a Nuclear Blast la banda ya no contaba con ninguno de sus músicos originales, metidos en otros proyectos como Troubled Horse o Spider, inclusive Pelander incursionó con un EP acústico en solitario. Para “Legend” (2012) un más que esperado regreso, la banda debió rearmarse y Magnus Pelander dejó de lado la guitarra para dedicarse exclusivamente a las voces. Excesivos cambios que se notaron en el disco, en donde se deja de lado el sonido psicodélico revival y optan por uno un tanto más experimental, se extraña ese sonido vintage de sus primeros álbumes, todo suena demasiado bien para ser Witchcraft. Mucho estudio lo que les hace perder una cuota de su identidad, igualmente el disco nos golpea con cortes como “An Alternative Freedom” o “It´s not Beacause on You” chispazos de brillantes absoluta.
Con las expectativas controladas, silenciosamente contábamos los días para volver a tener algo nuevo de los suecos, este pasado 15 de Enero, Nuclear Blast trajo de regreso a estos maestros suecos con “Nucleus”, disco para el que además se editó el single “The Outcast” con el cover de Nirvana “Even In His Youth”, con una completamente renovada banda, que incluye aparte de Magnus Pelander en voz, guitarras y teclados, a Tobias Anger en bajo y a Rage Widerberg en batería. El álbum fue producido por el propio Pelander junto a Philip Saxin y recupera parte importante del espíritu clásico de los primeros discos, pero sin dejar el sonido musculoso alcanzado en “Legend”.
Cuando escuchas la apertura acústica de “Malstroem” con esa flauta que hipnotiza dándole un brillo mágico, ya sientes que va todo bien. No más caen los primeros riffs de guitarra ya puedes anticipar que el mejor Witchcraft está aquí, la capacidad creativa de Magnus Pelander es inacabable, largos minutos para introducir las primeras voces de un canto lacónico y oscuro, corte de muchos cambios sin dejar la agónica ambientación doom que se incrementa con sutiles pero incisivos teclados. Más de 8 minutos y estamos a los pies de Witchcraft. “Theory of Consequence”, la más breve del disco está compuesta de un riff sucio y pesado tal como sonaran en el debut de 2004, un denso entremés para pasar a “The Outcast”, single con el que la banda anticipó el lanzamiento de “Nucleus”. Se reiteran las flautas, como si Ian Anderson y los Jethro Tull se hubiesen sumado a la fiesta, riffs un poco más cortantes, voces melódicas y solos brillantes, un cambio de ambientación en la medianía del tema que vuelven a llevarnos a los campos escandinavos, el bosque y su oscura humedad, el regocijo va en aumento. Este es sin dudas el corte más “oreja” del disco.
Lo que resulta ser una tónica del disco es la extensión de las pistas, sin ir más lejos “Nucleus” pasa los 15 minutos, explicados por largas ambientaciones, trazos y acústicos, magia pura destilada del chelo que de fondo inunda el paisaje sombrío de los teclados que en conjunto componen una intro bellísima. El sutil canto se va volviendo más irascible en la medida que aumenta la intensidad y velocidad del tema, un ir y venir por territorios oscuros situados en la mente de Pelander. Un final angustioso que parece no cerrarse nunca, el tema más oscuro que hasta ahora ha grabado Witchcraft. “An Exorcism Of Doubts” tiene ese aroma añejo del cual estaban impregnadas sus primeras obras, doom sabbathico muy robusto y con toques progresivos que lo complejizan todo, pero muy sobresaliente en densidad y peso. “The Obsessed” y un sobresaliente trabajo de Rage Widerberg en la batería, se vuelve un torbellino en largos pasajes del corte, sorprende la cantidad de cambios que le meten al disco, tremendas las composiciones, infinidad de instrumentos van creando atmósferas diferentes y entregándoles carácter individual a cada pista, lo que hace inevitable tener que pasar varias veces por el disco para seguir encontrando nuevos detalles y brillos. “To Transcend Bitterness” es psicodélica y enfermiza, compleja en estructura pero de una gran dinámica, los riffs originales machacan en cada segundo, un furioso Magnus Pelander te atrapa y lleva a ese territorio oscuro que tanto le acomoda, innumerables cambios y la sensación de locura que te va atrapando. “Helpless” y de regreso a las ambientaciones oscuras y pesadillescas, es territorio doom donde se esconden muchos detalles de extraordinario valor, como esas guitarras repetitivas e insinuantes que a ratos parece hipnotizarte. Soberbias ejecuciones. El cierre con “Breakdown” no podía ser de otra forma, vibráfonos, órganos y toda una sintonía de sonidos del más allá, pero un más allá mental, aquel que se ubica en lado oscuro de la mente, insanas melodías que van socavando los cimientos del pensamiento. En la mitad del tema te cae encima una losa, una guitarra de una tonelada que la da un violento giro a “Breakdown”, para luego llevarte al caos y al borde de la esquizofrenia. Un viaje sin retorno a la locura aquella donde Pelander y Witchcraft parecen sentirse cada día más cómodos.
Witchcraft está de regreso, “Nucleus” trae consigo lo mejor de los suecos, si es o no lo mejor que han hecho lo dirá el tiempo, lo que si tengo claro que retrocedieron al pasado para traer de vuelta ese sonido oscuro y primitivo de su debut homónimo y de “Firewood”, la magia y climas de “The Alchemist”, el sonido robusto de “Legend” y han grabado una obra maestra llena de complejas ambientaciones y ejecuciones. Atmósferas decoradas con insanas visiones, parajes desoladores, recónditos lugares ubicados en el cerebro humano, sólo descriptibles si padeces algo de esquizofrenia. Un retorno que sitúa a Witchcraft en un lugar de privilegio, una tremenda obra que desafía los cimientos de la cordura.