Wolf Blood – «Wolf Blood II» (2019)
Sludge Metal / Progressive
Seguimos remontando el largo camino que nos queda en este mes de Mayo, con una refriega de lanzamientos por llegar para acabar convirtiendo nuestro trabajo en múltiples sesiones de escuchas divinas y diversas reflexiones para desconexión terrenal.
La segunda entrega de Wolf Blood, titulado formalmente y sin complicaciones como “Wolf Blood II”, llega bajo la abrasión de riffs que está significando en esta jornada de martes, y mayormente en lo que a reseñas se refieren.
Si nos quedó algo de aliento con las acometidas de los irlandeses Mount Soma hace unas horas, ahora, desde el norteamericano estado de Minnesota, llegan estos cuatro jinetes de ominoso sludge, con una portada por álbum que ni mucho menos corresponde con lo que hay escondido tras de él.
Cinco años han pasado desde que reseñáramos su álbum debut (reseña aquí), lanzado en físico por el sello europeo Burning World Records en el 2014. Desde entonces, los de la ciudad de Minneapolis, lleva repartiendo un arsenal de riffs por diferentes ciudades estadounidenses, y tras esta cruzada en territorio yankee, una bestia inframunda crecía en las ideas de estos 4 componentes. El tsunami estaba por llegar…
Realmente el homónimo álbum apuntaba maneras, pero este segundo volumen, aparte de ser mucho mejor y más expansivo en su sonido, también lo es en su duración final. Wolf Blood se posiciona fuertemente en las largas composiciones, y en ese áspero enjambre instrumental salen las melodías más infernales a través de un trote en los parches por parte de Jake Paulsrud. Un tipo que posiblemente el día de la grabación de este álbum desayunará tornillos de acero y descargará toda su hostilidad en pistas frenéticas como la inicial “Lesion” o “Kumate”. En este último caso, un tema extremo para Wolf Blood, posiblemente el más salvaje de “Wolf Blood II”, pero también el que puede valer como mejor ejemplo en lo que se han reconvertido, mucho más cabales, la maduración más consumada como músicos. La tercera pista marca ritmos graduales, siempre orquestado por Paulsrud, uno de los fundadores de esta banda. Todo el depósito de armas nucleares de Wolf Blood, sirve de escaparate para mostrar la capacidad evolutiva de los norteamericanos y sus lazos más estrechos con las melodías intensas, una de las tónicas del redondo. Su sucesora “Opium” sigue con ese ritmo perverso, confirmando este tramo intermedio del álbum como una explosión de dimensiones bíblicas. “Slaughterhouse” es otra devoradora del álbum, peculiar en su dualidad de voces, al igual que “Opium”, por parte de Mindy Johnson, y un giro de guion en su tramo final.
Vamos con lo gordo, y podemos empezar por “Tsunami”, la pista que sirvió de antesala a este segundo asedio hace justamente un año. Supongo que este corte, junto con el otro avance de “Wolf Blood II”, “Story Of A Drowning Man”, nos lleva a las partes más experimentales del álbum. Las capas más crecientes se unen con la heroica de los norteamericanos en sus composiciones, las melodías crecen en una intensidad que invita a la reflexión. Wolf Blood profundizando más que nunca en su subconsciente bajo la omnipresencia de Mike Messina en sus riffs.
Más efusivos, más salvajes, más demenciales, más infernales… Con estos 4 adjetivos tenemos las claves exactas para subir el volumen y disfrutar de la segunda irrupción de Wolf Blood, en un disco que está maravillando a muchos y ganando enteros en los últimos días a velocidad de récord. En su segunda embestida, Wolf Blood presente su vertiente más corporativa, dotada de muchísimo músculo y mucho más fondo que un álbum debut, algo más oscuro. En muchos aspectos, este disco tiene su ojito derecho fijado en el thrash de la vieja escuela, lo que pasa que es en esos virulentos compases dónde los norteamericanos ponen toda la carnosidad presente para dar sentido al fango que representa “Wolf Blood II” y por el que se mueven.