Snakecharm – «Mandala» (2014)
Instrumental / Psychedelic / Jazz / Drone
En la corta y joven vida de “La Habitación 235”, creo que han sido The Grand Astoria la única banda rusa que ha entrado en el interior de nuestras cuatro paredes. Debo admitirlo, jamás había escuchado a Snakecharm pero la belleza que contiene su nuevo disco, hace que entres en territorio virgen para definir un trabajo que calca con exactitud los verdaderos principios de esta página.
“Mandala” es el segundo disco de estudio de la banda en poco más de un año. En enero del 2013 los rusos sacaron su ópera prima llamada “Hypnotic Fields”, la declaración de intenciones más clara y concisa que te pueden dar este nuevo cuarteto visionario.
A más de 100 kilómetros al norte de la capital rusa, se encuentra la ciudad de Tver que descansa en las orillas del río más largo del viejo continente, el Volga. Estos cuatro chicos provienen de esa ciudad para embarcarte en su particular nave espacial y adentrarte en las cuevas de tu corazón a través de las profundidades del subconsciente.
Sus indagaciones en estilos como el drone o el jazz psicodélico te dejan en un maravilloso trance para despertar en un país multicolor, bañado de una improvisación musical eterna. Un trabajo instrumental que ofrece a la música de Snakecharm como una esfera de las experiencias personales de cada uno de los cuatro integrantes de la banda.
Los rusos no marcan una línea general en su estilo, hay multitud de géneros que acampan a lo largo del paraíso terrenal que ofrece “Mandala”, el borde que asoma entre los estilos psicodélico y progresivo. No hay esquinas puntiagudas aquí, ya que en cierto sentido, se emplea la misma ley para esta música ambiental. La definición perfecta del gran sentir del espíritu musical.
Snakecharm son de lo más meticulosos a la hora de crear canciones hechas con muchísimo amor. “Mandala” se concentra en todo su esplendor para el estado mental de cada uno, ni más adentro ni más afuera, ni más lejos ni más cerca. Todo está recluido en una base puramente transcendental. “Whispering Winds” son los 18 extensos minutos que la convierten en la canción más larga del disco y en la mayor razón de peso para sumirte al demencial mundo de estos músicos rusos. Conforme va pasando la canción irás cayendo estrepitosamente por una madriguera de conejo que parece no tener fin para descubrir un final de corte digno del país de las maravillas.
“Gathering” son casi 25 minutos divididos en dos partes. Todo un paisaje musical tejido de improvisaciones creando un fantástico viaje hacia el cosmos existencial de la banda. Desde los lentos pasajes que van dejando en los primeros tercios de canción, es casi al final de la misma dónde empiezan a subir los decibelios impuestos por los rusos cogiendo una forma esplendorosa que se construye capa por capa para ofrecerte en bandeja una segunda parte mucho más contundente.
Otro tema que destaco mucho es la inicial “Land Of A Beautiful Experience”, ya el título de la misma nos avisa de la entrada al particular nirvana de estos rusos. Lentamente la banda te deja sumiso a su hipnotismo, su encantador estilo traza bellas líneas instrumentales que serpentean en sus casi 12 minutos de canción. Tampoco podemos olvidar “Boneless”, quizás el tema donde sus guitarras vuelen más alto. Con un sonido esotérico instrumental que da vía libre a la improvisación de la banda para formar esa combinación de elementos estilísticos y experimentales bajo un manto de drone, jazz y mucha psicodelia. Los 5 últimos minutos de canción pueden valer como la versión final de la ilustre “The End” construida en los días presentes.
El álbum se cierra con la expresiva “Mesmerising Sun”, la versión definitiva de Snakecharm en su lado más sentimental. Las variantes que ejerce la formación en este corte en cuestión, añade un sentido significativo a “Mandala” cerrando este disco de la forma más experimental.
Adelanto que no es un disco que vaya a gustar mucho, pero todo el que aprecie este tipo de música encontrará un verdadero coloso con la entrada de hoy. Snakecharm se ha convertido en una banda que ha tomado una sola dirección, hacía arriba. Emergen desde las profundidades y te recomiendan un mayúsculo plato para los conocedores de la música más trivial. Su segundo disco se convierte en una experiencia extra sensorial que se resume en un verdadero proverbio musical.