Sonidos Del Ayer; Pelican – «Australasia» (2003)
(Hydra Head Records)
Es jueves y antes de recibir en el día de mañana nuestro gran DISCO DE LA SEMANA, nos toca echar un vistazo atrás, prácticamente a principios del milenio para hablar de una de las bandas más influyentes dentro del género post metal con todo un inicio devorador llamado “Australasia”.
Estos Pelican, veteranos de su estirpe y protagonistas de nuestros “Sonidos Del Ayer”, nunca han sido amigos de las etiquetas, su música se basa en lo que dicten sus imaginaciones, sus gustos y mayormente, sus composiciones, directas desde el mismo corazón de esta banda de Illinois.
“Australasia” sería la primera de las tormentas en caer para una banda que hoy en día supone hablar de palabras mayores para el género atmosférico en cuestión. Caracterizada mayormente por tener un buen amor por el riff y porque ellos mismos consideran que no se clasifican en ninguna casilla, ni ponen un vocalista al frente de la formación, porque sus instrumentos ya se encargan de hablar y cantar por ellos.
Su debut larga duración supuso un antes y un después para el género y no es porque hayan hecho algo diferente a lo visto por bandas como Isis, Neurosis o Cult Of Luna, por citar algunas del palo formadas anteriormente, más bien con “Australasia” todo se reducía a la conexión entre la robustez y la belleza de sus composiciones, posiblemente los dos ingredientes principales de este trabajo lanzado originalmente por Hydra Head Records, plataforma de Aaron Turner (Isis, Old Man Gloom…) el 4 de Noviembre del 2003.
Quizás con una canción como “Drought” demos justo en el clavo para todo aquel oyente, iluso si aún no lo sabe y es virgen al sonido de Pelican cuando intenta adentrarse por primera vez en su música. Desde la contundencia de sus riffs, hasta el post metal que mueve continentes y une las masas terrestres con el cielo azul, pueden tener su respuesta en la sobresaliente “Angel Tears”, el puente perfecto entre esas armonías ambientales de Pelican y la unión de su fuerza bruta que hace acto de presencia en actos como la inicial “Nightendday”, la puerta que nos abre el mundo de “Australasia”, con sus más de 10 minutos de duración e iniciando el hito que marca la épica del álbum, dónde alcanza su cénit con la mencionada “Drought”, pesada, frenética, gobernada por sus guitarras y con un claro olfato a su homónimo EP de presentación, lanzado justo un año antes.
“GW” y la quinta pieza sin títulos conjuntan intensidad y experimentación como inicio de esta cara B de “Australasia”, si en la primera entra de lleno esa violencia atmosférica, es con “Untitled” las que nos llama a la reflexión en esos momentos acústicos, que no hacen más que rellenar de grandeza todo lo que contiene el primer largo de Pelican. La misma canción que lleva el nombre del álbum cierra todas las heroicidades que los norteamericanos, como jóvenes prometedores casi que 15 años atrás, mostraban en este impecable debut. Una historia sobre cómo construir un riff inicial y caminar sobre él a través de diversas capas que llenan nobleza y nos ascienden a la altura que solo Pelican es capaz de elevarnos. El paso del tiempo los ha colocado justamente en el sitio que deben estar y que por derecho, así y a pulso, se lo han ganado.
“Australasia” es la petición de sus deseos, un álbum debut que lejos de convertirse en lo que ellos nunca han querido, no tienen un estilo en cuestión al que declararse, más bien dentro de esa complejidad que se abre como un abanico de géneros, es dónde estos dementes bailan a su son y lo recrean en una de las mejores obras del gremio dentro del nuevo milenio. Inconfundibles e imprescindibles tras la consecución de este disco, aquí es dónde comenzaría el reinado de Pelican.
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