Sonidos Del Ayer: The Bad Light – «Marrow Of Sound» (2012)
Realmente llevamos unos últimos años bastante provechosos en la escena pero si hay uno que destacó bastante dentro de este último lustro con una ristra de lanzamientos y más concretamente, de algunos comienzos prometedores, ese no fue otro que el año 2012.
Estrenos de bandas como Joy, All Them Witches, Kadavar, Blues Pills, Admiral Sir Clouedesley Shovell o The Bad Light, rindieron con honores uno de los mejores cursos de los últimos años. Por no hablar de que ese mismo año, un 15 de Enero, se abrirían las puertas de esta habitación, y que menos que hacerlo en unos tiempos dónde la actividad crecía y crecía, y muchas gemas salían del cascarón dispuestas a derrocharnos de su mejor aroma.
Hoy directamente, en nuestros “Sonidos Del Ayer”, nos centraremos en el debut de los californianos The Bad Light. Sus últimas noticias fueron en las navidades del 2015 con su última y tercera obra llamada “Temples” (reseña aquí) pero en el día de hoy, daremos un giro a los orígenes de este talento indiscutible de la costa oeste norteamericana.
Desde Santa Cruz en la soleada California, se fundó en el año 2011 este proyecto como una única idea por parte de los músicos Nathan González y Eduardo Cerro en el garaje del primero. La improvisación, la creatividad y sus gustos por las jam’s, fueron los primeros detonantes de lo que hoy en día conocemos a mayor escala como The Bad Light.
La vida de Nathan en The Bad Light no iría mucho más allá de este “Marrow Of Sound”, su disco más lo-fi hasta la fecha, impulsado por ese peculiar y característico stoner blues de los californianos que tiempo después le darían un mayor ápice a las composiciones con la llegada de su segundo “Onward Downward” o el mencionado “Temples” (reseña aquí).
“Marrow Of Sound” es restregarte por el blues más pesado y fangoso que pocas veces hayas podida escuchar desde la península californiana, los pensamientos unidos entre Cerro y González en los primeros años de vida de The Bad Light y la consecución de guardar en su interior el que fue calificado por muchos medios como una de las grandes canciones del 2012; “Hyphatia”.
El debut de The Bad Light también fue uno de los madrugadores de aquel gran 2012, un disco que se encuentra a medio camino entre los aplastantes riffs de la escuela Wizard desde la Dorset británica, cruzando el charco del Atlántico y descansando en las orillas del Mississippi, en plena década de los 40 bajo la poesía musical del maestro Muddy Waters. Una mezcla que a primera vista, parece imposible pero que solo dos descerebrados como Nathan González y Edu Cerro harían de la guitarra y la batería como únicos protagonistas colosales de este “Marrow Of Sound” que apuntaba maneras desde su estupenda portada, ese orgásmico fuzz propagado desde el otro lado del planeta, mantenían fuertemente la raíces musicales de estos dos componentes que decidieron enseñarlas al mundo a través de este memorable debut.
Treinta y cinco minutos es lo único que pide The Bad Light para rendirte a su encanto en las 6 piezas que conforma “Marrow Of Sound”, canciones como “The Storm” dónde prima ese conjunto de armas valerosas de los californianos y un encantamiento stoner blues que empapa esta triste cantinela, fundida en mejores momentos como lo es en la inicial “Hours Burn” o los reverberaciones que llegan a nuestro cerebro con “Dying Will Be Easy”.
Destacó dos piezas en concreto, las dos últimas también es verdad, pero es que “Hypathia” como “Sweet Thing” son historia viva del heavy blues de este nuevo milenio y auténticos estandartes en cualquier directo de The Bad Light, el estrecho paso que no encuentra décadas de diferencia entre esa primera mitad del siglo XX, el primitivo delta blues surgido desde la América profunda y la incrementación de fuzz en un mural doblemente amplificado dónde todo se hace lento, pesado y cautivador.
Arrebatadores es la única palabra para describir el comienzo de The Bad Light y supongo que “Hypathia” podría ser el mejor ejemplo para describir su distintiva música, un vuelo rasante que respira el aire fresco de las aguas que cruzan desde Arkansas hasta Tennessee, desde los campos de algodón en Alabama, la música negra surgida en los tiempos de la esclavitud o la definición más directa de lo que hoy bautizamos como el inmenso batallón del sonido pesado. Coge todo esto, mételo en un saco, átalo bien fuerte y engulle de este “Marrow Of Sound”.