Spiralarms – «Freedom» (2013)
Familiaridad inusual, esas pueden ser las dos palabras para describir un trabajo como “Freedom”. Es la primera toma de contacto que tengo con esta gran banda californiana compuesta por seis músicos ni más ni menos. Descubramos un poco a Spiralarms con su nuevo y tercer disco…
Es posible que la música de este disco este más que machacada, la diferencia que tiene “Freedom” es la finalidad y esa chispa que tienen los norteamericanos con su fórmula secreta que hace de este disco, algo especial.
Formados en 2004 en la localidad de Hayward, estos seis compañeros mantienen su ojo fijo en su espejo retrovisor, es imposible olvidarse de la música de épocas pasadas. Son lo suficientemente variados en sus influencias como para componer grandes canciones con el fin de evitar caer en una larga lista de bandas similares.
El nuevo trabajo rezuma ese aire clásico con una producción más moderna, “Freedom” es uno de esos discos que va ganando con las escuchas que se le va dando. Tiene esa perfecta combinación entre heavy/rock, bañada por la muchedumbre del stoner.
De la banda se puede recoger muchos puntos interesantes como por ejemplo es la aportación al teclado de Brad Barth quien nos regala los momentos más experimentales y retros del álbum. Pero ante todo destaco los grandes cambios que puede tener un disco como “Freedom”. Desde canciones más suaves como “Exit 63” a auténticos rodillos como la inicial “Dropping Like Flies”.
Por falta de una mejor palabra que no consigo alcanzar ahora mismo, el sonido de una banda como Spiralarms podría llamarse como un rock más moderno y pesado con algunos arreglos retros.
Canciones como es “Hold Me To Sky” o “Dealer”, podrían haber estallado perfectamente en la época de los 70. Mientras la primera reúne esas piezas blues entremezcladas con buenas dosis de psicodelia, “Dealer” puede ser la mezcla entre bandas como Led Zeppelin o Grand Funk.
Los momentos más groove del disco vienen con “Dropping Like Flies” y “Drugs And Alcohol”. Aquí los decibelios suben y las guitarras de Craig Locicero y Anthony Translavina suenan potentes y mejor que nunca. Con mención especial al primero de ellos y sus espléndidos punteos.
Para completar aún más el álbum “Lovers Leap” y “Freedom” le dan ese carisma más orgánico y terrenal. Estupendo ejercicio acústico de la primera, escoltado por un gran Narducci al micro que dan uno de los momentos más profundos del trabajo con su versátil voz.
Una gran canción es “Blackmoon Rising”. Siendo la más larga del disco está caracterizada por el teclado de Barth en un tema que va de menos a más donde se muestra un Narducci más apasionado en sus labores frente a frente a la consistencia de las guitarras de Locicero y Translavina.
El disco reúne en muchos momentos los sonidos similares que nos han dejado grandes como Soundgarden, Monster Magnet o Corrosion Of Conformity. Música muy pegadiza para este “Freedom”, adictivas y con buenos estribillos. No es nada que no se haya escuchado antes, pero es bueno. Una producción grasa y polvorienta que intenta dar el sonido de los setenta sin olvidar que estamos en el 2013. Correcto trabajo.